domingo, 27 de diciembre de 2009

¡BAM!



La ciudad es un desfase del tiempo eterno o un monstruo con tentáculos que absorbe, y engorda, y luego difumina los pensamientos.
No es más que un caos genital donde todos son falos lánguidos soñando tener una dureza y tenacidad díldica.
La ciudad te consume mientras engrandece; tú eres consumido mientras desapareces.
Vientos cálidos que llegan gracias a una vela que arde estática junto al tiempo disfrazado de oxigeno. Queremos mover el fuego, alterar el tiempo; ser quien queremos ser, más no podemos.
Verter en ombligos desnudos miles de yoes internos, una pequeña caldera que arda con el calor del cuerpo, que la magnificencia del momento te abra paso al delirium real o tal vez a un sueño perpetuo.

Rojo como sus labios infantiles.
Rosados como sus labios maduros.
Pálidos y partidos como sus labios seniles.

Una decoloración escarlata que explique el desgaste inexorable del cuerpo ¿entre más deseo, más viejo?
Los momentos de placer, bajo su manto perfecto, son los más tristes porque uno se da cuenta de:
- El transcurrir verdadero del tiempo
- Los segundos devoradores de atardeceres anaranjados
- El placer es pasajero y posiblemente una invención del subconsciente que mantiene la necesidad de escape


Qué hacer cuando los rostros son monocromos, acrónicos, bestiales y muy tristes.
Qué hacer cuando un ratón te llama hermano, te da la bienvenida a la ciudad y te invita a velar fantasías oníricas.
Qué hacer cuando el ratón se emputa, se vuelve crítico y te sugiere que rehagas tus sueños.
Qué sucede cuando quemas la hoja en la que escribes y la incitas a arder y luego soplas evitando que se consuma, que sufra o que se regocije. Un orgasmo cortado.
Qué sucede cuando no hay luz y emergen los gusanos que se esconden en el viento y penetran por tu nariz, oídos, boca, uretra, por todo lugar accesible a tu cuerpo. Accesionales pesos de sentimientos y recuerdos.
Cómo terminas el plan que ya olvidaste.
Cómo embriagarte más de lo que resiste el cuerpo.
Cómo florecer flores sin alimento.


¿Cuántas preguntas? Un millón tal vez o más. Las plumas ya no dan o la manos ya no procuran o la cabeza pide una treguan antes de que haga ¡BAM!

domingo, 20 de diciembre de 2009

viaje...


He despertado en una pradera silenciosa,
el sol naciente choca contra el agua del océano y me ciega,
no vislumbro más que unos cuantos cangrejos,
un perro solitario que mira el sol como un milagro,
unas aves que flotan muy tenues sobre el mundo que se mueve…

estoy solo, tan perdido y lejos de cualquier sitio.

Abro el cielo y me sumerjo en él,
una corriente celeste me arrastra,
me lleva a través del universo sin fin,
doy miles de vueltas,
estoy atrapado en una adicción cósmica.