lunes, 25 de enero de 2010

Despreocupado “Amigo”


Tras haber esperado una semana sin saber de ti mi sensibilidad humana, así como mi resistencia moral, están muy lejos de tolerar un día más.
No comprendo la complicidad que mantienes con mi desesperación pero siempre fuiste así. Qué voy a hacer.
Aun tengo garabateada la escena aquella noche en mi mente, con colores que se entremezclan en sonidos y fragancias contrariadas; sobre todo, el inmensurable olor que se desprendía de ti y embriaga mis venas haciéndome desvariar las tonalidades externas, ir del blanco al rojo, el mismo rojo de la sangre sobre tu camisa nueva, que me conduce inmediatamente a tus labios víctimas de la revulsión provocada por los míos, sobre el césped mojado, en un día nublado, verde, rojo y gris por todo lado.
Al inicio me sentí traicionado por mis sentidos: el rostro de desprecio de mis padres y el sortilegio de tu apariencia, no me permitían reaccionar. Y luego, las excusas que dabas, las imploraciones, las justificaciones: tus amigos, el whisky, los nervios, el insulto, los golpes; todo me recordaba la manera en que redujiste a nada mi fuerza de voluntad aquella noche, como todas las noches, en tu auto. En fin…

Solo quiero saber si estás bien,

si los moretones que ciegamente te provoque ya se fueron,

si aun respiras con dificultad las noches,

si aun eres victima de los sueños que te obligaban a quererme,

si aun amas el olor a césped recién cortado;

si me perdonas.

Leo Salas Z.
( nació como un ejercicio del taller donde había que crear un personaje tan rebullido, que esto fue lo que quedó)