sábado, 29 de mayo de 2010

Sólo somos el olvido de los demás

A veces los pensamientos abalean mis entrañas.
Es un juego de escarnio y masoquismo.
No estoy sujeto a nada, más que a este oxigeno polucionado de los árboles.
El cuerpo está en perfecto estado: una magnifica simbiosis.
El alma está a solo un paso de disgregárseme.
Que eufórica tristeza, me falta el abrazo de una madre, el silencio de un padre, la clandestinidad de un amigo, y la súplica de un hijo. Estoy hartamente vacio.
Conforme a lo vivido, decido:
1. No decidir nunca nada más.
Conforme a lo vivido, digo:
1. No decir nunca nada más.
Conforme a lo vivido, priorizo:
1. La locura ante la lucidez
Qué prisión es esta, qué prisión más absurda y cruel, sin tener rejas, ni soldaduras, peor puertas o guardias, estoy condenado a una vida completa de sometimientos, qué débil lucha, qué flaqueza tan mía. Quién es el responsable de esta aberración a la humanidad, de ese que frente al espejo luce perfecto, pero que al verse por dentro todo luce como una completa confusión.
Siega mis ojos Sol.
Revienta mis oídos Aire.
Desvanece mi cuerpo Tiempo.
Apiádate de mí, Estro.
No encuentro reconforte en las palabras, son simples criptogramas. La “A” me es igual a nada, y mi cuello se alarga a la pasividad de los puntos suspensivos que he omitido de esta carta.
Me asfixia no saber qué me pasa.
Tengo una varilla, gruesa y oxidada, atravesada por mi carne tan blanda y fresca. Mirando al cielo entra por mi ojo izquierdo, trapaza la cavidad ocular, siento como destroza el hueso, como las lágrimas fluyen sin querer, no por el dolor, porque ahora ya no siento. Continúa su punzante recorrido hasta romper el paladar, deja a la lengua partida en dos, desproporcionadamente, ahora mi lengua obedece a reflejos peristálticos de destrucción masiva de nervios. Toma dirección oblicua la varilla y se desprende por mi garganta, un recorrido en semi círculo me muestra la punta de la varilla como lucen el hueso, el músculo y la sangre juntos en un misterioso encuentro, el del dolor.
Caigo agónico al suelo, entre el grito y carcajeo de desesperación, veo con el ojo derecho que el documento en la pantalla de computadora se sigue escribiendo. Como una filmadora, capta todo en palabras.
Yo estoy que me muero, al fin, con lo difícil que es morir, al fin estoy seguro que lo hago y me vuelve el sosiego. Los respiros se consumen, cada vez más prolongados e inconexos.
Desearía poder resucitar para pasar muriendo y no simplemente agonizando.



Leo Salas Z.

lunes, 24 de mayo de 2010

Para desalojar los malos espitirus...


... lo que escribo mientras duermo (literal (en la modorra))...



Odio sentirme vulnerable cuando aparento ser infranqueable, sólido.

Todo mi sistema se reordena, todos los órganos cambian de sitio a un lugar más propicio.

Deja en mi pecho abierta una gran grieta que se expande inimaginablemente.

Qué hacer con esta flaqueza tan detestable.

Guardo de mi pecho un elefante que se mueve cuando estoy tranquilo, que duerme cuando no me encuentro. Que acuna al silencio frente de lo incierto.

Cada mañana me estremezco pensando que todo esto puede ser cierto.

Con el despunte del sol el calor invade los cuerpos térmicos, ciegan los ojos sensibles, seca las bocas encenizadas; pero no se acerca al alma, ésta carece de sentidos.

Para qué volver al lugar nunca correspondido.


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Cierto día crucé el fondo de un río seco, pavimentado y estrecho; un demonio se acerco invitante al desconcierto. Desapega con golpes punzantes, con dolores ciegos. Aumenta la velocidad con el peso.

Cuando me consumo y siento que muero; cuando ya no hay más hilo y me descoso; es cuando pregunto: ¿Cuándo por fin completo?

Eres más importante que vos

Ella es más importante que vos, porque yo, ni siquiera tomo, vuelve a decir eso y te juro que me voy.


(Soy presa de los dolores que causas, aunque te llame irrespetuoso, aunque ironice mis palabras, nunca me iré. (Ella: blusa roja, pantalón jean y camisa blanca. Después de la violación: sostén blanco y calzonarias sudadas entre la sangre y la pasión. Él: pantalón jean, zapatos negros, medias blancas, saco plomo a rayas, peinado con goma. Después violar: llevaba un picahielos en el cinturón, y el bóxer tenía una frase: “apuesto que no aguantas más de uno”)


Y mientras ella se retorcía y desangraba, torneando círculos rojos sobre el pavimento los guardias de la UPS molían a palos al fálico animal que entre sollozos cantaba.


Él, loco siempre estuvo. Ella confirmó al fin que estaba muerta.


Nadie no hizo nada al ver en el espejo que se desvanecía


¡Hola! Qué guapa que estás… mmm… si ves que el arreglarte no cuesta nada. Ahora mira mis bíceps y déjate seducir, ¡anda!, mira mis colmillos… deságuate.

Yo me quede fría, fría, fría… cuando vi que su cabello no era natural, ¡era pintado!, y lo mantenía así por lavárselo con agua fría…, fría…, realmente, fría


Estaba en la verga, por eso me deje


¿Desean perforarse el paladar? Hay de fresa y chocolate, de polvo, envueltas y blindadas. A veinticinco centavos, balas de plata y chupetes con chicle dentro. A veinticinco.


Faltan quince minutos para volver:

La orquesta está en el movimiento final.

Los colores se destiñen y me envuelvo de aire determinista.

El smog disipa los olores celestes que me envolvían

Un sabor amargo hace de piercing en mi lengua.




Leo Salas Z.


Foto: Dalí

miércoles, 12 de mayo de 2010

Mato dos aves de un solo tiro...

a manera de gracias, de duda y de reconocimiento... esto tiene nombre propio..




no trates de ocultarmelo... ya sé quién eres:


la reina, la heroína, la manceba y la maga
el paquete, el pasto, le viento, el fuego


dices no estar o no venir, pero siempre te encuentro
dices no saber qué pasa pero siempre tienes las respuestas dentro
quien mece mi vuelo
quien sujeta mi intento
donde se oculta el misterio el humo nos envuelve
donde los silencios son propicios el aire nos conmueve


detente un momento
espera, (jalo),
nos vamos yendo…


y el resto se va quedando...


Leo Salas Z.


porque las pasiones van de la mano con las mujeres...